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Festín para disipar las dudas en Coruña

La UD se reencontró con la victoria ayer en Riazor con dos dobletes, uno de Momo y otro de Calleri. El coche no se salió en la primera curva y, como aventuró Ayestarán, acabó arrancando. Goleada que invita a creer en la resurreción grancanaria.

Victoria para recuperar la moral y frenar la sangría defensiva. Las Palmas, bastante superior al Deportivo, se reencontró así misma en Riazor. Empezó mandando y acabó ganando. La escuadra isleña rozó la perfección y encarriló la eliminatoria. Las sensaciones fueron sensacionales pese a que los locales apretaron con un jugador menos.

No iba de farol Ayestarán cuando avisaba en la sala de prensa de Abegonda que iba a alinear a los mejores hombres para llevarse el encuentro. Sorprendió con el once y, también, con el juego el equipo. Compactos, incisivos y con mucho fútbol. «Juntos y unidos», esas eran las palabras que más se repetían en el corazón de la UD Las Palmas y, siendo una piña, volvió a salir el sol. Se reflejó nada más pitar Mateu el final del primer tiempo, cuando los once jugadores tomaron, a compás, el túnel de vestuarios.

Cuando todavía no había pasado ni un minuto de juego, el defensa central Schär avanzaba desde su campo lanzaba un misil que se estrellaba en la madera. Empezaba fuerte el cuadro gallego, buscando aprovechar las dudas de la UD. Un pase atrás de Jonathan Viera dio el susto, pero Raúl Lizoain estuvo atento para cruzarse en el camino de Lucas Pérez. Luego, el miedo terminó de despertar a Las Palmas.

Entre aviso y aviso blanquiazul apareció, por fin, Vitolo. El internacional con La Roja recibía a la espalda de Juanfran, le ganaba la posición con el cuerpo, sentaba a Schär, hacía lo mismo con Sidnei, pero su jugada acababa en el travesaño. Aun así, la suerte le debía una a los canarios y el rebote le caía a Vicente, que se la ponía a Momo, quien no fallaba y, con ayuda de las flojas manos de Tyton, adelantaba a los insulares en Galicia.

Un nuevo aroma se respiraba sobre el verde. Hacía tiempo que los grancanarios no se adelantaban en el marcador. El tanto supuso una bombona de oxígeno para los de Ayestarán, que se hacían grandes con el paso de los minutos. Con Tana de falso nueve, Jonathan Viera llevando el peso del partido y Vitolo siendo el puñal que se esperaba, llegó el segundo. Una auténtica obra de arte. El 20 insular recogía el esférico, conducía hasta la frontal, apretaba el pause, luego el triángulo de su mando de la Playstation y dejaba solo, con el exterior de su bota, al malabarista de La Feria, quien se la ponía a Momo para empujarla. La hinchada gallega recibía al extremo insular con una ovación al comenzar el partido y el de Las Torres respondió con un travieso doblete en la que fuera su casa.

Las Palmas se reencontraba así misma y se gustaba sobre el césped. Tanto fue así, que Juanfran, frustrado, le dio un recado a Viera, vio la amarilla, protestó y se fue a la ducha antes de tiempo.

Mostraba otra cara la UD, que resurgía de sus propias cenizas cual ave fénix. Con Javi robando y Vicente volviendo a ser el de siempre, el equipo canario disfrutaba con el balón entre sus piernas. Cuando Las Palmas está bien, es una pintura al óleo y, ayer, la UD volvía a parecer una obra de Sandro Botticelli.

Salía el Dépor a morder en el segundo tiempo y a punto estuvo Lucas Pérez de recortar distancias, pero su disparo seco y abajo lo repelió de una manera sensacional Raúl. Mientras tanto, la escuadra isleña tocaba y tocaba con mucho sentido, esperando el momento idóneo para dar la puñalada definitiva, pero fue el conjunto coruñés quien sacó el cuchillo para devolver el vértigo a los de Ayestarán. Centro medido de Bakkali y cabezazo mordido de Lucas al que no llega Raúl. Con corazón y alentados por su hinchada, los blanquiazules daban un paso hacia delante y se encomendaba a las individualidades de Zakaria Bakkali, crecido tras el gol local.

En el minuto 70 llegaba la hora de Sergi Samper. El dorsal 6 sustituía a Javi y, sobre la marcha, se erigía como brújula isleña. Pero el Deportivo quería agradar a los suyos y casi lo consigue, de no ser por Raúl Lizoain, quien sacaba una pierna antológica para evitar el gol de Fede Valverde, que remataba solo dentro del área. Y, tras la milagrosa intervención del guardameta de Escaleritas, llegaba la sentencia de un Calleri que acababa de saltar al campo. Se reencontraba con el gol el ariete argentino y lo hacía también por partida doble.

Recuperó la sonrisa Las Palmas en un choque donde resaltó la figura de Raúl, que estuvo sublime, teniendo paradas de un mérito enorme. La conexión entre Viera y Vitolo volvió a latir. Tana funcionó de falso nueve y Momo pidió su hueco en el once inicial con dos tantos y mucho sacrificio. La solidaridad que exigía Ayestarán supuso la resurreción grancanaria. Vicente está de vuelta y Calleri se reencontró con el gol. Festín insular para disipar las dudas.

Nota de Canarias7 Deportes

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